domingo, 1 de julio de 2012

Semillas

Del sermón escuchado esta mañana en la iglesia:

- Parece que el mensaje predicado en nuestras iglesias no produce siempre el fruto esperado.
- No es cuestión de elocuencia ni palabras. A veces una sola palabra adecuada dicha a tiempo da más fruto que muchas que no vienen a cuento y a destiempo.
-  Otro factor importante es la cercanía. Es necesario que aquellos que nos escuchan cuando predicamos sean lo menos extraños posible. Deben percibir que nuestra enseñanza no es interesada ni circunstancial, sino altruísta e íntegra, consecuencia de una verdadera vocación de servir y bendecir en nombre del Señor Jesucristo.
- El apostol Pablo hablaba a sus hermanos "Como un padre a sus hijos". Así de íntima y de estrecha debe ser la relación de aquel que ministra a sus hermanos.
- Hechos 20:20. Aquí vemos como el apóstol Pablo enseñaba lo mismo en todas partes. Su testimonio en las casas y en la iglesia era el mismo, no había doblez. El ministerio.de la palabra formaba parte de su vida.
- Salmos 23:1-4. Si recibimos tanto del Señor a Diario, cómo no vamos a compartir con los demás tanta bendición. Si del Señor recibimos, del Señor debemos ofrecer. Pero para ello es necesario que vivamos en comunión con el Señor. Pero para ello es necesario que le adoremos de corazón, que le seamos agradecidos, y que le obedezcamos.
- Hebreos 13:20. No hay palabra como la de nuestro Señor. Por eso debemos estar siempre dispuestos a escucharle y a transformar nuestro entendimiento. No puede ser de otra forma si Él nos ha salvado, redimido a tan alto precio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario